jueves, 20 de septiembre de 2007

2.2.1 Regularidad Fáctica y regularidad Normativa




El orden social no tiene una explicación única y absoluta, sino que se presenta como resultado de la combinación de diversas fuerzas sociales. Antes de referirnos a los factores integrados de la regularidad de la conducta social, vale la pena detenernos en dos facetas que la misma presenta: la regularidad fáctica y la regularidad normativa. Debe aclararse que estos dos tipos de conductas no se presentan puros sino entrelazados uno con otro.

1. La regularidad fáctica está constituida por aquellas actitudes repetitivas que no son impuestas, sino que realizamos habitualmente como parte de nuestra actividad diaria. Muchos de estos hábitos pueden ser adquiridos normativamente en el seno familiar (ósea impuestos por nuestros mayores) pero seguimos realizándolos transcurrido el tiempo, aunque su falta de acatamiento ya no acarree sanción.

2. La regularidad normativa está constituida por un grupo de acciones que de no cumplirse podrían traer un castigo impuesto socialmente. También es posible que muchas de estas conductas se realicen cotidianamente porque nos son convenientes, más allá del temor al castigo por su falta de cumplimiento u observancia.

Por ejemplo, la ruta que un conductor toma para conducirse de su domicilio a su trabajo –que puede estar determinada por factores como gusto o conveniencia- constituye una conducta que se encuadra dentro de la regularidad fáctica, una acción determinada libremente sin apego a ningún deber. En cambio, el hecho de que, normalmente, el mismo automovilista obedezca las luces y señales de tráfico, constituye una regularidad normativa que de no observarse le acarrearía sanciones. Y resultaría poco práctico, más allá de las sanciones, ya que podría provocarle un accidente.

De este modo las regularidades a través de las cuales se manifiesta el orden social presentan características diferentes, y de ello deriva que no pueda acudirse a un solo elemento como explicativo de la existencia del orden social.

Distintos autores han diversas hipótesis para explicar la existencia de este orden, las cuales pueden ser clasificadas en tres grandes corrientes: la que considera a la fuerza como elemento fundamental; la que atribuye al interés individual la cohesión social, y la que estima que esta se produce por costumbre.

2.2 Regularidad de la conducta social


El complejo de interrelaciones que se manifiestan por el desempeño de roles en el interior de los grupos y entre los grupos, se nos presenta como una realidad objetiva y ordenada. Cada grupo, y la sociedad en general, son captadas por nuestro intelecto como poseedores de una jerarquía, una ordenación y una regularidad por virtud de las cuales nos resulta posibles orientarnos en la vida social. Si cada vez nos enfrentáramos a una realidad diferente, ordenada de distinta manera, nuestra vida sería un caos.

El aprendizaje societario nos enseña a orientarnos incluso físicamente. Sabemos qué camino tomar hacia la escuela, o el trabajo, conocemos la conducta que podemos esperar de nuestros semejantes y las consecuencias que pueden derivarse de nuestros actos. Nuestro lenguaje común llama a esto “normalidad”.

Lo normal es aquello a lo que estamos acostumbrados; lo anormal es lo que romper las expectativas que nos hemos formado a partir de nuestro aprendizaje social.

Lo normal es el orden; lo anormal es el desorden.

El desorden, sin embargo es una posibilidad real. El rompimiento de la estructura habitual, la irrupción de la rutina, la inestabilidad de la vida colectiva, se presentan también como hechos sociales.

Si no existirá mas posibilidad que la del orden social, no cabria plantearse la pregunta de las razones que lo explican, pero esta es una cuestión fundamental desde el Angulo de la ciencia política.

Asi podemos concluir que la regularidad de la conducta social es presisamente el conjunto de reglas establecidas mediante las cuales interactuamos

2.1.3 Roles


Ya hemos establecido que los individuos pueden pertenecer a diferentes grupos por diferentes razones o causas y mediante estos grupos, se integran a la sociedad.

Durante el proceso en el que el individuo se vincula a la sociedad, este va adquiriendo pautas de comportamiento derivadas de su posición en los grupos. Así aprende comportarse como un estudiante, como un hijo en la familia, etc. Este comportamiento se repite al pasar de los años y así el individuo se convierte en un padre de familia, compañero de trabajo, miembro de un club deportivo, dirigente de una asociación caritativa. Cada una de estas posiciones implica que el individuo se comporte de una manera dada, la cual aprende en el transcurso de su vida. En cada caso se juega un papel que los sociólogos han denominado como Rol.

Los Roles son –dice Sánchez Agesta- Las formas o pautas de conductas que se espera de una persona por razón de su estatus.

El concepto de rol es importante porque nos permite percatarnos que la actuación social del ser humano se manifiesta a través de roles los cuales cumple en su carácter de miembro de diversos grupos, e incluso, cuando se separa de ellos su conducta es juzgada a la luz de la actitud que el rol impone.

2.1.2 Grupos Humanos



Las motivaciones individuales de la conducta pueden ser diversas pero, a partir de ellas, se generan relaciones reciprocas que producen una articulacion de las interactaciones humanas.

El hombre nace dentro de una sociedad pero va adquiriendo contacto con ella a traves de su pertenencia a grupos especificos: primero la familia, luego el barrio, la comunidad religiosa, despues la escuela y asi sucesivamnete. De algunos de estos grupos forma parte voluntariamente y a otros en cambio se adhiere independiente mente de su voluntad.

Nos refeiremos a los grupos mas relevantes: por su envergadura o tamaño distinguiremos entre grupos reducidos, grupos medios, grupos amplios. Por su contenido o funcion separa los unifuncionales (club deportivo, sindicato, cooperativa, etc). Por el fundamento de su formacion nos habla de grupos de hecho, a los que se pertenese sin que de ello se derive ninguna consecuencia concreta, como los grupos etnicos, los consumidores o los grupos de edad; diferenciandolo de los grupos voluntarios, como los partidos y clubes, y de los grupos impuestos, como la familia, el estado o la iglesia.

Cooley establece una diferencia entre los grupos primarios y secunarios:

1. El grupo primario es aquel en el que las relaciones entre sus miembros son directas o personales, sus integrantes se conocen, o por lo menos se indentifican entre si, como la familia, los compañeros de trabajo o de la escuela.

2. En los grupos secundarios no existe tal intimidad y aunque los miembros se reconoscan como integrantes del grupo, no hay contacto inmediato entre ellos, tal es el caso de un partido, una ciudad o una confecion religiosa.

La pertenencia a ciertos grupos condiciona y define en buena medida la conducta del individuo y, desde el punto de vista politico, es importante el conocimiento de estas ideas porque los grupos asumen frecuentemente el carácter de sujetos de la vida politica al concretar aspiraciones colectivas y demandar soluciones para las necesidades grupales. Los conflictos entre diveros grupos y la divicion de lealtades de los individuos pertenecientes a ellos, explican una gran variedad de fenomenos politicos.

lunes, 23 de julio de 2007

Capitulo 2: El Orden Social




2.1 Individuo y Comunidad

Ya hemos dicho que la sociedad es el resultado objetivo de la capacidad relacional de los individuos y que, por consiguiente, en ella estamos inmersos. La sociedad es el medio natural en el que se desenvuelve nuestra existencia. Analizaremos ahora algunas características relevantes de esa realidad subjetiva a la que nos referimos con el nombre de sociedad.

2.1.1 Primacía de uno y otra

La relación entre 1. El individuo y 2. La comunidad humana dentro de la cual se desarrolla, ha sido objeto de múltiples reflexiones desde la antigüedad. En este sentido nos dice Aristóteles: el hombre es un ser naturalmente sociable, y el que vive fuera de la sociedad por organización y no por efecto del azar, ciertamente es, o un ser degradado, o un ser superior.

La vinculación entre el humano y la comunidad en la que vive es tan estrecha que es difícil imaginar a uno sin el otro, ni siquiera en una situación motivada por el azar (el cual excluía Aristóteles) puesto que las habilidades del individuo para sobrevivir o guiarse han sido desarrolladlas por el contacto con la sociedad.

Es cierto que la sociedad es una agrupación de individuos, pero no a la manera de una suma de unidades, sino como partes que se articulan, por una compleja red de interrelaciones, en un todo. Como engranajes, que al girar uno hace girar a la maquinaria completa.

En la historia del pensamiento, con frecuencia se discute la supremacía del individuo o de la colectividad. Algunas corrientes han exaltado los valores individuales como componentes primarios de toda comunidad y, en consecuencia, preferentes (Posición Individualista) ; mientras que otras resaltan el hecho de que la sociedad es el todo orgánico del cual los individuos son solo partes y por tanto los fines individuales deben estar siempre supeditados a los del conjunto (Posición Colectivista u Orgánica).

Una tercera posición estima que no es posible ubicar a ninguno de los dos conceptos separadamente, ya que entre el individuo y la comunidad existe una relación dialéctica que impide conceder a cualquiera de los dos términos una posición preponderante. La comunidad solo es tal en virtud de la acción confinada de los individuos y estos no existen ni antes ni fuera de ella, sino por ella y dentro de ella.

Heller defiende esta postura afirmando: El Yo y la comunidad se originan y se mantienen únicamente en reciproca trabazón, coexistiendo y ayudándose. El individuo no puede ser aislado en ningún momento, ni puede ser considerado como una sustancia; pues solo en el intercambio con otros, despierto espiritualmente por su llamada y despertando, a su vez, a los demás, se hace individuo humano.

jueves, 12 de julio de 2007

1.3 Evolución de la Política

La ciencia política es tan antigua como la civilización oxiden tal. Su origen se remonta a Grecia y expone las preocupaciones de los pensadores clásicos acerca de la función y funcionamiento de la sociedad integrada y bajo un poder exclusivo.

En la antigüedad la vida social constituía un núcleo en el que se mezclaban la religión, la cultura, la tradición, el poder, la economía, la función normativa, etc. No obstante, los observadores de esta compleja realidad social iniciaron, intelectualmente, un proceso de diferenciación cuya motivación principal era la comunicación de un ideal de perfección y armonía que rigiera la vida colectiva.

En esta empresa se inscribe el esfuerzo de Platón por racionalizar la vida social de su tiempo. A partir de observaciones a la realidad, proponía una serie de cambios y mejoras que sitúan su obra La República al borde de la utopía, a través de una concepción ideal de una comunidad gobernada por los más sabios.

Su discípulo Aristóteles se aproxima en mayor medida a la concepción actual de la ciencia política, mediante un método de observación y recuento de los fenómenos sociales que le permite transmitir a la posteridad las características de su época. En este sentido es celebre el estudio, que junto con sus discípulos, hizo de 158 constituciones de diferentes ciudades, tanto griegas como extranjeras. Este análisis de derecho comparado hace prácticamente a Aristóteles el fundador de la ciencia política entendida como un esfuerzo intelectual para comprender la realidad de los fenómenos políticos.

En la edad media predominan las explicaciones teológicas de la autoridad y es Santo Tomas el primero que, fundándose en los textos Aristotélicos, realiza un análisis de ciertas realidades políticas, pero siempre imbuido por un afán de orientación de la sociedad en la que estaba inmerso.


Maquiavelo Funda la ciencia política Moderna

Casi 300 años más tarde, Nicolás Maquiavelo se convierte en el fundador de la ciencia política moderna; se aparta de la tradición teológica y, mediante un análisis histórico, aporta categorías nuevas al pensamiento político. Lo original de Maquiavelo es que entiende a la política como un conjunto de relaciones humanas en las que es posible identificar tendencias constantes. En su obra Los discursos sobre la primera década de Tito Livio y El Príncipe, Maquiavelo realiza observaciones de hechos a partir de los cuales se propone dar consejo a los gobernantes de su tiempo. Maquiavelo asume así una labor analítica, pero al mismo tiempo, critica, que tiende a formular normas aplicables a su lugar y a su época. Hace observaciones psicológicas y sociales de gran valor; profundiza en las características de la naturaleza humana, y consigna los modos de comportamiento de los hombres, sin preocuparse por enjuiciar si son o no estas conductas las que debería de seguir. Pensador característico del renacimiento, vuelve a las fuentes de la antigüedad y, más que cuestionar, ignora la tradición religiosa que lo atribuía todo al designo de Dios.



Juan Bodino y Tomas Hobbes

En el siguiente siglo Juan Bodino, en Francia, y Tomas Hobbes, en Inglaterra, continúan la tradición de la ciencia política basada en las observaciones prácticas de las formas de comportamiento humano.

Bodino introduce la idea de la influencia del medio en la creación de instituciones sociales.

Tomas Hobbes da énfasis a las cuestiones psicológicas según las cuales todo hombre se caracteriza por su afán de poder.

Montesquieu, después del siglo XVIII, replantea con mayor profundidad el pensamiento de Bodino que entiende las realidades sociales como producto de múltiples fuerzas que constituye una totalidad.


La Sociología

En el siglo XIX aparece la sociología como un intento de ciencia autónoma bajo la egida de Augusto Comte. En un intento de la ciencia política de encontrar las leyes que rigen la conducta social, se disgrega y se pierde entre el estudio de la economía que aspira a convertirse en ciencia autónoma, casi natural; de la sociología, con su intento de globalización para explicar los términos sociales, y del derecho, como instrumento normativo de regulación básica de toda colectividad.


La ciencia Política

Apenas en el siglo XX resurge la ciencia política con un intento de vida independiente, busca su diferenciación con otras ciencias sociales que analizan el comportamiento de los hombres y que se desenvuelven de diversas maneras en distintos países.

En Estados Unidos se orienta hacia un estudio particularizado de los fenómenos del poder mediante el empleo de la técnica de las encuestas, la cuales pretenden fragmentar la realidad de la fenomenología del poder en parcelas sujetas a un proceso no solo de observación sino de cuantificación. Así mismo, se intenta aplicar modelos matemáticos para la explicación de los problemas sociales y se acude al conductismo (behaviorismo) como fórmula para explicar el todo político y social a través de particularidades.

En Europa se continúa la vieja tradición de confundir en un mismo esquema de pensamiento la observación de la realidad social con las propuestas de cambio, de mejora o de consolación que se estima conveniente. El siguiente paso es un intento de teorización, es decir, de explicación racional de los fenómenos observados, a la luz de hipótesis planteadas como instrumentos para dilucidarle sentido de cada fenómeno estudiado y en la actualidad se cuestiona esta tendencia mediante la incorporación de propósitos críticos que buscan modificar la realidad social a partir de resultados de la observación y la teorización. De este modo puede comprobarse que, desde que se generaron las primeras organizaciones sociales bajo un poder unificado, ha sido preocupación de un sector de la sociedad explicar las razones de la formación de estas unidades organizadas bajo un poder que excluye a otros, por lo menos formalmente, que el fenómeno del poder en la sociedad y la organización y de la organización de la misma a partir de dicho poder, ha estado permanentemente presente en el pensamiento de los hombres sin que hasta la fecha se haya podido delimitar su campo de precisión.

lunes, 9 de julio de 2007

1.2 ¿Cual es la finalida de la ciencia politica?


Herman Héller nos dice: La ciencia política solo puede tener la función de ciencia si se admite que es capaz de ofrecernos una descripción, interpretación y crítica de los fenómenos políticos que sean verdaderas y obligatorias.

Entonces la ciencia política tiene como función, especifica, en primer término, describir los fenómenos de los que se ocupa. Esta descripción permite definir el contorno de dichos fenómenos, estimar sus peculiaridades, clasificarlos según ellas, compararlos para determinar sus similitudes y diferencias, dar cuenta de la presencia con que se presentan y señalar las relaciones que puedan existir entre ellos.

En un segundo nivel nuestra ciencia trata de interpretar, o sea, dar una explicación de los fenómenos descritos. Esta función tiende a buscar los por qués de los hechos que se estudian. Así los resultados descriptivos nos permiten establecer que en algunos países operan varios partidos, mientras que en otros solo lo hace dos y en otros más, solamente uno, y tal concucion nos lleva a la pregunta de ¿Por qué ocurre esto?, ¿Cuáles son las razones que explican dichas diferencias?

La explicación de estas cuestiones requiere la elaboración de teorías, esto es, un procesamiento intelectual que propongo, racionalmente, un esclarecimiento de las relaciones entre los fenómenos.

Finalmente en un tercer plano, se encuentra la función de enjuiciar o criticar los fenómenos. Esta área ha sido muy discutida, pues se considera que tratándose de un procedimiento valorativo, no corresponde, en rigor, a la ciencia política que debe limitarse a dar cuenta de los hechos sin someterlos a juicio de valor.


¿Crítica o no?

La corriente que excluye a la crítica de la ciencia política parte de la base de que para que el conocimiento sea objetivo, debe despojarse de toda pretensión que implique una toma de posición frente a las cuestiones estudiadas, pues el científico corre el riesgo de anteponer sus juicios sobre la realidad política y los resultados de su trabajo, aunque podrían servir para la actividad practica, no tendrían valides científica.

En consecuencia se afirma, la ciencia política debe ocuparse de lo que es, sin preocuparse si debe ser o no.

Por otra parte, los que apoyan el aporte de puntos de vista críticos, parte de la base que el investigador es también un miembro de la sociedad, sujeto a sus influjos; de que forma parte el mismo objeto que estudia, y como todo ser humano, dispone de una escala valorativa de la que no puede sustraerse, que necesariamente influirá en su labor, restándole, así sea inconscientemente, la objetividad deseada. Por lo tanto es preferible que queden clara las posiciones valorativas del científico (para poder ubicar su criterio que condicionan los resultados intelectuales que nos presenta) a que sus tendencias permanezcan ocultas, aunque de cualquier manera las influencias de ellas estén presentes en su trabajo científico. Por otro lado se arguye que la ciencia debe tener alguna aplicación práctica y no ser un ejercicio intelectual estéril y que, en tal virtud, es deber científico proponer las aplicaciones prácticas de sus conocimientos que permitan mejorar la vida comunitaria.


Grados de actividad de la ciencia política

A .A partir de estos puntos de vista, podemos identificar cuáles son los grados de actividad en la ciencia política, según la profundización de la propia conducta del científico los fenómenos que atraen su atención.

El El Primero, consiste en la observación y constatación de los hechos que ocurren en la vida política, de los cuales hace una ordenación y recuento, presentando después los resultados. Tal sería el caso en las encuestas de opinión o análisis de ciertas conductas y pautas electorales.

Este primer nivel se asemeja al de un técnico de laboratorio que a partir de ciertos conocimientos y técnicas, observa los hechos y nos da un resultado cuantitativo.

Esta forma de trabajar caracterizo a politología estadounidense desde fines de años veinte hasta principio de los cincuenta y es el enfoque que se conoce como behaviorismo.

2. E Segundo lugar encontramos la teorización que intenta explicar los fenómenos observados sin realizar ningún juicio valorativo. Busca relacionar fenómenos mostrando sus causas, sus orígenes o sus interacciones reciprocas. Friedrich distingue tres clases de teorías: las morfológicas, las genéticas y las operativas.

a. Las morfológicas: nos muestran una estructura y la manera como están relacionados sus elementos: tal es el caso de la teoría acerca de las formas de gobierno.

b. Las genéticas: intentan explicar el origen de los fenómenos; de este tipo son, por ejemplo, las que se refieren a la génesis del Estado o de los partidos políticos.

c. Las operativas: (que nosotros llamaríamos funcionales)buscan hacernos comprender como funciona; de esta naturaleza son las teorías que explican, por ejemplo, la acción de los grupos de presión o la teoría marxista que relaciona el modo de producción material de una sociedad con la conformación de la misma.

3. E Tercer lugar, la crítica teórica que consiste en elaborar juicios o formular recomendaciones prácticas a partir de las realizaciones entre los hechos. Si bien supone una reflexión valorativa, esta se hace en función de la eficacia, es decir, se juzga si una acción determinada es eficaz para obtener el resultado a la luz del conocimiento de los fenómenos. De esta manera Marx, partiendo de sus observaciones de la sociedad, indicaba las acciones que debería seguir el proletariado para consumar la toma del poder al que estaba predestinado por la mecánica misma de la vida social.


4. e Cuarto lugar, tenemos lo que podríamos llamar critica ética, que constituye un ejercicio filosófico el cual se ubica en la valoración de la vida política bajo el enfoque del bien y el mal.

La mayoría de los autores asigna esta tarea critico-ética a la filosofía política, pero a nuestro juicio solo es una parte de ella, pues únicamente se refiere a los valores morales colectivos. En realidad, la filosofía política también tiene como función, detectar y establecer otras dicotomías valorativas, que se presentan en los demás nivele que venimos haciendo alusión: utilidad o inutilidad.